Además

Ocio

YA NO LES QUEDÓ DE OTRA

¿Qué pasa con el transporte público en la Ciudad de México y el Distrito Federal?

Algunos políticos corruptos seguramente han otorgado concesiones para placas a grupos de poder, para después rematarlas a quien no tiene chamba. Pero no es el único problema, la mayoría de los que son choferes( o mejor utilicemos un eufemismo para que no se vea tan despectivo), quise decir: "Operadores del Transporte Público" , es porque ya no les quedó de otra y de plano odian el trabajo. Ahora me explico su tan particular e irresponsable forma de manejar.

¿Qué es lo que hace la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en estos casos?

¡Nada!, puesto que sigo viendo los mismos choferes incompetentes, irresponsables, rateros y drogadictos. Según datos del Centro para el Fomento de la Educación y Salud de los Operarios del Transporte Público de la Ciudad de México (Cenfes), en 2009 se realizaron pruebas medicas a 50 mil microbuseros y taxistas, es decir, sólo la cuarta parte del total, de los cuales se detectaron por lo menos 500 consumidores de drogas como mariguana, cocaína, metanfetaminas y morfina. En 2010 la cifra aumento a mil 200 choferes.

Hago una aclaración antes de continuar: No digo que todos los operadores tengan las mismas mañas y todos sean unos ojetes al volante, habrá gente que realice bien su trabajo.

Uno de los compromisos primordiales que según tiene La Secretaria de Transporte, es la de garantizar la seguridad de los pasajeros y promover la capacitación obligatoria de los operadores. ¿Enserio les dan capacitación?.

Es una verdadera lástima que cualquier persona sea un operador de transporte, simplemente observo el actuar de algunos: chiflan a las mujeres que van en la calle, se la pasan diciendo leperadas con el cacharpo, perdón : "Ayudante distinguido del operador", no respetan las señales, no seden el paso; al contrario les avientan el camión a los automovilistas, van haciendo carreritas para ganar el pasaje, propician los accidentes y las reyertas, mientan la madre con el claxon y ponen las charangas a todo volumen. Todo esto es una buena sobredosis de estrés para los pasajeros que van a trabajar y regresan cansados después de una larga jornada.

Esta gente debería ser severamente sancionada, puesto que por unos cuantos pesos, ponen diariamente en riesgo la vida de las personas.

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