Arctic Monkeys se ha ido convirtiendo, poco a poco, en esa banda de rock que alguna vez pensé tener; con una batería contundente, líneas de bajo densas y oscuras y un completo uso de la guitarra sin tener que ser Joe Satriani o John Petrucci.
Pasa el tiempo y se alejan del sonido "contemporáneo" y divertido adolescente, para crecer y añejar tan bien como el vino. Lástima por los que no lo entienden porque se perderán de algo seductor... a todo ésto, la banda lanzó un lado B acompañados por Richard Hawley y, créanme, está enorme.
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